La arquitectura del pensamiento

– ¿Donde está la óptica, Mamá?

– En la calle aquella que tiene unas marquesinas rojas

– No me fijo en las marquesinas Mamá!

Diálogo entre un brillante estudiante de derecho y su madre. Historia real, de esas en las que el protagonista es un buen amigo.

Es bastante temprano para lo que viene siendo mi hora habitual de bloguear, I know it. Sin embargo, me he despertado inspirado y con ganas de compartir una reflexión pequeña y rápida: ¿Cuando eres psicólogo dejas de ver personas, y pasas a ver sujetos? ¿Es acaso esto algo malo? ¿A alguien le sorprende, quizás, que una arquitecta se fije en las proyecciones que observa en el espacio?

Olvidemonos por un rato del diván y del psicoanálisis, que ya están un poco pasados de moda (un poco muy mucho). «¿Me estás psicoanalizando ahora mismo?» es la pregunta menos original que le puedes hacer a un amigo psicólogo. Repetida hasta la saciedad desde el comienzo de la propia disciplina. Pero puedes/podéis probar a hacer otra cosa, tras la cual seguro que surgen preguntas muchísimo más creativas. Un sencillo primer paso con el que podríais llegar a, casi/incluso/quizás, ligar con uno de estos enigmáticos personajes:

Pensad en los psicólogos como en Ingenieros de la Conducta. Puede llegar a ser algo realmente muy mainstream.

2 comentarios sobre «La arquitectura del pensamiento»

  1. É imposible que algo que pasas anos estudiando non afecte á túa forma de pensar. A maior parte do tempo pode que non pensemos niso, pero de repente en algún caso concreto decatámonos de que se estudásemos outra cousa seguramente non se nos ocorrería tal cousa ou non veriamos as cousas dende os distintos puntos de vista que as podemos ver.

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