En la primera entrada de este blog escribí sobre lo que a mi parecer es uno de los grandes problemas del siglo XXI: la vida del individuo medio está gobernada por variables como el estrés o la ansiedad. El frenético ritmo al que nos vemos empujados día a día no solo marca nuestras pautas de comportamiento, sino que además, en muchas ocasiones desgasta gravemente nuestra salud mental, nos coloca a un paso del colapso y hace que nos derrumbemos o nos sintamos derrotados.
Si buceamos un poco por la web, o adquirimos algún libro de autoayuda de estos que tan de moda están últimamente, encontraremos centenares de «métodos infalibles» para mejorar tu salud mental y ser feliz publicados por tal o cual famosísimo gurú del comportamiento humano. Os diré una cosa, a quien le funcionan estos métodos es única y exclusivamente porque ya conocía de antemano la respuesta que buscaba para poder enderezar su vida y ha encontrado en ese articulo o libro un placebo estupendo. No tengo ninguna crítica al respecto: si una guía de autoayuda en principio sanitariamente indefendible consigue obtener resultados, aunque sea en un porcentaje sesgado de su público, yo me quito el sombrero. Ahora bien, cada persona es única y por lo tanto no existen guías rápidas, sencillas y globales en lo que a salud mental se refiere y eso es necesario dejarlo muy claro, y que estos gurús no lo hagan si que consigue enfadarme.
Una vez dicho esto, y haciendo referencia directa al titulo de este post, hoy me gustaría compartir con vosotros tres trucos (que no métodos infalibles) para mejorar vuestra salud mental, especialmente útiles cuando es vuestro ritmo de vida el que os desborda: el establecimiento de objetivos, la planificación de actividades y la administración del tiempo.
Estas tres técnicas, abecé de todo manual de modificación de conducta (esa extraña Biblia cuasisatánica de la que el psicólogo común obtiene capacidad para lavarte el cerebro, entre otros), suelen constituir una parte fundamental del proceso de implantación de cualquier tratamiento psicológico. Pero es importante comprender que estos tres puntos constituyen un procedimiento en si mismo el cual requiere de una puesta en marcha concreta y de atención específica, algo que en el gremio de psicólogos está muy pero que muy claro. El hecho de establecer unos objetivos o metas a medio y largo plazo que mejoren los diferentes ámbitos de la vida del paciente se tercia una necesidad imprescindible para obtener mejoría y resultados positivos, pues sin motivación todo lo demás carece de eficacia. De igual manera la planificación de actividades, a la que tan a menudo se recurre en el tratamiento de diferentes problemas psicológicos como la depresión, debe de convertirse en un procedimiento que el paciente aprenda a utilizar en su día a día pues este en si mismo consigue dar sentido al tiempo, el cual a su vez, debe aprenderse a administrar como medio para mejorar el rendimiento: tres procedimientos que se alimentan constantemente el uno del otro.
1. Establecimiento de objetivos:
El procedimiento de establecimiento de objetivos es útil en cualquier intervención psicológica concreta, sea esta del área que sea.
Para alcanzar una serie de objetivos finales es necesario establecer objetivos intermediarios. Los objetivos intermedios a su vez pueden desglosarse en inmediatos o a medio plazo. La forma correcta de planificar objetivos es establecerlos del objetivo final hacía atrás: es decir, primero establecer la meta última y a continuación buscar los pasos a seguir. De esta forma, puede realizarse una tabla que incluya, en orden:
- Objetivo final
- Los objetivos intermedios
- Los objetivos a medio plazo
- Los objetivos inmediatos
Es fácil cometer ciertos tipos de errores en la elaboración de objetivos:
- Errores por defectos: establecer menos objetivos intermedios de los necesarios.
- Errores por exceso: poner más objetivos intermedios de los que se requieren para llegar al objetivo final.
Para corregir estos errores, hay algunas preguntas sencillas que pueden ayudar a fijar unos objetivos acertados:
- ¿Qué aporta este objetivo para conseguir el objetivo final?
- Si consigo todos estos objetivos ¿me aseguro de conseguir el objetivo final?
- ¿Estoy en condiciones de conseguir este objetivo?
El procedimiento de establecer objetivos y cumplirlos es laborioso y requiere esfuerzo, por lo que la persona debe estar motivada y tener claro que merece la pena el esfuerzo. Debe hallar más ventajas que inconvenientes en su establecimiento (puede resultar útil hacer una tabla de ventajas e inconvenientes del objetivo).
¿Qué requisitos deben de cumplir los objetivos intermediarios? Los requisitos intermediarios deben de ser claros (que se pretende conseguir y como), operativos (la propia definición del objetivo debe incluir la forma de obtenerlo), flexibles (añadiendo objetivos intermediarios alternativos) posibles y estimulantes (deben interesar a la persona).
2. Planificación de actividades:
En función de los objetivos que se pretenda conseguir su uso es muy diverso. Hay dos formas fundamentales de utilizar este procedimiento.
- Como parte de una estrategia de intervención psicológica (por ejemplo, en la terapia cognitiva de la depresión).
- Como procedimiento en sí mismo. A causa del ritmo de vida, necesidad de planificación por diversas razones:
- Déficit de Actividades
- Exceso de Actividades
- Desorganización de Actividades
Existen diferentes tipos de actividades, y todas ellas necesitan una serie de conocimientos y habilidades para poder realizarse. El psicólogo debe buscar actividades realizables con el fin de que sea factible alcanzar los objetivos programados.
La programación de actividades puede utilizarse con el fin de resolver problemas que se tienen y no se saben por qué. La investigación exhaustiva demuestra que una buena organización y planificación de actividades permiten vivir mejor y disfrutar más, así como acabar con los síntomas de la depresión, el estrés u otras manifestaciones de problemas psicológicos.
3. Administración del tiempo
Saber cuánto hay que dedicar a cada actividad y cuando es el mejor momento es aconsejable si se quiere disfrutar del día a día y conseguir una mayor salud mental. Para administrar correctamente el tiempo, es necesario tener claras una serie de condiciones a modo de guía:
- REALISMO
- ¿dispongo de ese tiempo?
- ¿es adecuado para lo que quiero hacer?
- ¿me lo puedo permitir?
- PROPORCIÓN
- ¿Es suficiente para la tarea?
- ¿Puedo hacerlo bien en menos tiempo?
- ¿Dejo algo pendiente?
- ¿Me estresa el margen dado?
- DISTRIBUCIÓN
- ¿Puedo elegir cada momento del día?
- ¿He tenido en cuenta la extensión o dificultad de la tarea?
- ¿He elegido bien el momento del día?
- ¿Puedo tener otras posibilidades durante el día?
¿Para qué debe utilizarse la administración del tiempo? La administración del tiempo es el requisito esencial para que el establecimiento de objetivos y la programación de actividades funcionen, pues tanto el alcanzar los objetivos y metas previamente establecidos como el éxito de una buena planificación de actividades gira en torno a la variable fundamental tiempo.
EJEMPLO: aplicación de los tres procedimientos en una paciente con principios de depresión.
Esta entrada en parece realmente interesante, tanto para saber más como para la vida diaria.
A veces se piensa que la vida pasa sin más, pero si sabemos como organizarnos podemos hacer cosas realmente importantes, para nosotros y para la todos.
Lo repito, entrada muy interesante!
gracias! Efectivamente la organización es fundamental para exprimir al máximo nuestras oportunidades, casi tan importante como la motivación.