La finalidad de la educación debe ser formar a personas capaces de crear y no solo descubrir. (Jean Piaget)
Si nos remontamos al pasado en busca del momento clave en el que la psicología, y en realidad el conjunto de todas las ciencias, comienza a mostrar interés y motivación de trabajo por el estudio del pensamiento creativo, existe un claro antes y después: la conferencia Creativity de Joy Paul Guilford en la reunión anual de la Asociación Americana de Psicología. En este discurso afirma que la creatividad es la clave de la educación y de la solución de los problemas de la humanidad.
Guilford, clasifica el pensamiento en dos formas posibles: pensamiento convergente, unidireccional y lógico, donde cada problema tiene una única solución; y pensamiento divergente, multidireccional y creativo, para el que existen muchas soluciones en mismo problema.
El supuesto básico de esta clasificación es que el pensamiento convergente se mueve únicamente si tiene una dirección hacia la que moverse (decimos que se mueve de forma vertical) pues la lógica empuja a que es absurdo moverse si dirección, mientras que el pensamiento divergente (que se mueve de forma lateral) lo hace para encontrar una dirección hacia la que moverse. Otra forma de plantearlo, sería que el pensamiento convergente sabe en todo momento lo que está buscando, mientras que el divergente empieza a buscar algo pero no sabe exactamente «qué busca» hasta que lo encuentra.
Se afirma pues que la creatividad es la solución a todos los problemas y debe de convertirse en el factor clave de la educación, pero ¿qué es la creatividad?
Desde que Guilford diese el empujoncito necesario para iniciar su estudio, han surgido muchos y variados planteamientos sobre cómo definirla. La creatividad puede definirse en función al producto creado de forma creativa (definición clásica de Hallman), el cual debe ser novedoso, impredecible, único e inesperado y al mismo tiempo completamente adaptado a las necesidades por las que ha sido creado. También puede definirse en función al proceso de ser creativo, a la personalidad del individuo creativo o al medio y situación en la que se juzga lo creativo como tal. Es muy fácil caer en el error de achacar la creatividad a un rasgo de la personalidad (y un error muy común), de la misma forma que lo es hacerlo en función única y exclusiva de cualquiera de los otros puntos. La creatividad es una conducta (conducta creativa) resultado de ciertas habilidades cognoscitivas adquiridas, una serie de características personales y de la influencia que el medio social ejerce sobre un individuo.
¿Cómo se generan los pensamientos creativos?
Para Guilford la clave para generar pensamientos creativos se encuentra en una serie de rasgos y aptitudes cuyos componentes principales son el temperamento y la motivación por un lado (quien algo quiere algo le cuesta) y las actitudes, intereses y estilos cognitivos por otro (fluidez y flexibilidad de pensamiento, capacidad y control para solucionar problemas, originalidad de ideas, capacidad de autocrítica, etc.).
A raíz de este interés por el estudio del pensamiento creativo, surgen diferentes modelos los cuales basan la creatividad en la confluencia de múltiples componentes, como es el Modelo de Componente de Teresa Amabile.
El Modelo de Componentes describe la creatividad como la confluencia de motivación intrínseca, conocimientos relativos al dominio (expertise), y procesos relativos a la creatividad (habilidades de pensamiento). Los conocimientos relativos al dominio se corresponden con las habilidades propias en una tarea y engloban los conocimientos, las destrezas técnicas y el talento. Las habilidades de pensamiento se corresponden con las habilidades creativas y engloban el estilo cognitivo, el conocimiento de heurísticos y el estilo de trabajo.
¿Qué fases sigue el proceso creativo?
Entendiendo el proceso creativo como un proceso de solución de problemas, existen dos modelos básicos: el Modelo de Wallas (Preparación, Incubación, Iluminación y Verificación) y el Modelo de Amabile (Presentación del problema, preparación y búsqueda de alternativas, generación de respuestas, evaluación de respuestas y toma de decisión). En realidad estos dos modelos no distan demasiado entre sí, y la importancia de ambos reside en el hecho de clasificar las diferentes fases que las personas mantienen a la hora de afrontar un problema, pues de esta manera es posible realizar un análisis de en que fases existe diferencia entre personas más o menos creativas.
¿Tienen alguna importancia estos modelos en la educación?
A raíz de estudiar cómo se genera el proceso creativo y cómo este se desarrolla en cada individuo, surgen multitud de estudios posteriores cuya finalidad última es mejorar el proceso de adquisición de las dotes creativas de los alumnos en el recorrido del proceso educativo. Entre otros destacan instrumentos que permiten estudiar la creatividad como proceso (estudio de sensibilidad hacia los problemas, fluidez o habilidad para generar ideas, flexibilidad, originalidad y elaboración… A través de pruebas verbales y figurativas) y diferentes modelos multicomponenciales que incluyen las características de las personas creativas:
- La Creatividad como Cualidad de la Persona (Sanz de Acedo, 2007)
- Perspectiva Cognitiva de la Creatividad, Modelo de Treffinger (1993)
- Componentes de la creatividad, (Sternberg, 1997)
- […]
Entonces… ¿Podemos estudiar la creatividad?
Sí, por supuesto que podemos. Lo que debemos preguntarnos es para qué sirve estudiar la creatividad. La respuesta nos la da el propio google si buceamos en el: a lo largo de estos años de estudio científico, se han ido diseñado diferentes técnicas, dinámicas y sistemas con el objetivo de facilitar la aparición del pensamiento creativo, tales como “la tormenta de ideas” o “brainstorming”, la “idea checklist”, o la propia metodología de Desing Thinking (sobre la que no tardaré mucho en escribir algún articulo aquí). No solo es posible estudiar el pensamiento creativo, sino además aprender a generarlo.
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