«El miedo o temor es un sentimiento caracterizado por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Existe miedo real cuando su dimensión está en correspondencia con la dimensión de la amenaza y miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro. Tanto el miedo real como el miedo neurótico están relacionados con la ansiedad y tienen su expresión máxima en el sentimiento de terror.
El miedo es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano.»
El miedo. Wikipedia, La Enciclopedia Libre.

Como psicólogo de empresa hace tiempo que llegué a una conclusión para la que no es necesario ni estudiar cuatro años de carrera, ni tener dos máster ni trabajar en el área de recursos humanos: a la mayoría candidatos les pone nerviosos e incluso les llega a aterrar la entrevista de trabajo. Podría buscar algún estudio de alguna gran consultora de recursos humanos que respalde esta afirmación, pero el menos común de los sentidos parece suficiente en esta ocasión.
La pregunta es, ¿esto beneficia de alguna manera a la empresa que tiene sus posiciones abiertas? Yo diría que no, que en absoluto. Y como sobre este punto me he encontrado toda clase de opiniones por parte de mis compañeros de sector, si que me gustaría reforzar mi opinión con una evidencia: según el estudio sobre tendencias de talento en 2015 de LinkedIn Talent Solutions, sobre más de 20.000 candidatos, la calidad de la experiencia en la entrevista es crucial en la decisión final del candidato para trabajar o no con nosotros.
Como comentaba en mi último post Sobre el feedback a los candidatos en entrevistas de trabajo: ¿nos hemos olvidado de las personas?, defiendo que compartir algunos de los entresijos del mundo de la selección de personal es una buena práctica que no nos cuesta demasiado trabajo a quienes nos dedicamos a ello. Por esto mismo, hoy he decidido publicar estas 5 preguntas inesperadas que podrías encontrar en una entrevista de trabajo:
1. Si alguien cercano tuviese que nombrar 3 cualidades negativas que destacar de ti, ¿cuales serían?
La regla de oro aquí es: borra de tu repertorio respuestas como demasiado perfeccionista, adicto al trabajo o cualquier otro intento de responder con una virtud cuando te pidan un defecto. El entrevistador no solo no es tonto, sino que se dedica profesionalmente a hacer preguntas como esta, y no lo vas a pillar con un truco tan flojo.
Detrás de esta clase de preguntas normalmente existe la intención de evaluar la capacidad de auto análisis, así como la humildad a la hora de reconocer los puntos de mejora. Todo el mundo tiene derecho a tener defectos, así como la obligación de trabajar para corregirlos. Pero nadie se va a creer que tu peor defecto sea que eres demasiado exigente contigo mismo. La mejor forma de responder a esta clase de preguntas es haber hecho un amplio trabajo previo de autoevaluación sobre puntos a mejorar. Eso puede ayudarte a demostrar que eres exigente contigo mismo (si lo eres).
2. ¿Cuanto suman 3/4 y 1/2?
No pasa nada si fallas con las mates: este es un ejemplo de pregunta orientada más a la reacción que al resultado. Puede ser una pregunta matemática, sobre algún conocimiento muy específico alejado del área de trabajo o sobre cualquier otra cuestión. Lo importante en esta clase de preguntas es reaccionar con mucha calma: no demostrar nerviosismo, no quedarse en blanco, no balbucear un montón de datos incoherentes.
Si no sabes calcular con velocidad cuanto suman 3/4 y 1/2, quizá puedas responder que necesitarías un momento para facilitar el dato y, ¿por qué no? Consulta en tu teléfono. Sería lo que harías probablemente en tu oficina si tuvieses que resolver un calculo complejo.
3. ¿Como calificarías tus habilidades de 1 a 10?
Al igual que la primera pregunta, esta permite sacar conclusiones sobre la evaluación que un candidato realiza sobre si mismo y, además, permite debatir sobre crecimiento y ambiciones.
Piensa siempre que el 10 representa a la persona que mejor realiza esa función en el plantea, y reflexiona sobre que te separa de ella. Acompañar tu respuesta con esta breve reflexión puede ayudar a que el entrevistador te conozca un poco mejor.
4. Termina la frase: «La mayoría de las personas que conozco…»
La única respuesta que no tiene cabida aquí es «interesante». Eso no aporta nada. El objetivo de preguntas como esta es conocer un poco más acerca del impacto que un futuro trabajador causa en las personas de su entorno. Extraño es el puesto de trabajo donde no tienes que relacionarte con otras personas: compañeros, superiores, clientes…
5. ¿Podrías compartir el nombre de una persona con la que trabajas?
De nuevo una pregunta orientada a conocer como te relacionas con otras personas. Según Google, un ambiente de trabajo psicológicamente seguro marca la diferencia entre equipos muy productivos y equipos poco productivos. Conocer a las personas con las que trabajas, respetarlas y llegar a intuir como se sienten es la clave de muchos equipos de alto rendimiento.
Para apoyar tu respuesta cuando te pregunte acerca de tus compañeros, de nuevo la mejor respuesta es aquella que construye una historia nutrida de pequeños detalles que solo un compañero implicado podría conocer.
El miedo y la confianza
El miedo no es nuestro enemigo: tan solo una respuesta evolutiva que nos prepara ante el peligro. Estar nervioso ante una entrevista de trabajo es algo completamente normal, ya que lo que solemos jugarnos mucho en una de ellas. Sentir miedo o nervios nos alerta de que debemos prepararnos lo máximo posible para ganar confianza. Como podrás haber visto en estos cinco ejemplos de preguntas inesperadas en una entrevista de trabajo, en muchas ocasiones la clave está en conocernos muy bien para poder responder con todo lujo de detalles:
Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo no tienes que temer el resultado de cien batallas.-Sun Tzu.
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